Tal vez.

Era una noche cálida, la luna brillaba en su máximo esplendor, las luciérnagas revoloteaban sin sincronía, todo esto mientras una hermosa rubia se dirigía de improvisto a casa de su amigo Marshall Lee, necesitaba hablar muy seriamente con él, saber si pese a todas las circunstancias compartían el mismo sentimiento. Camino por unos minutos mas completamente sola en esa pacifica oscuridad y se detuvo de repente a unos pasos de la puerta  que daba  entrada a la casa del vampiro al escuchar lo siguiente:

Mírame, siénteme, escúchame.
Yo sé que tal vez no soy el más dulce…
Yo sé que tal vez no soy el más educado…
Yo sé que tal vez ni siquiera tenga ya un corazón.
Pero cada respiro cada palabra lo dedico a tu mirada…
Esos hermosos ojos tan puros, tan sinceros…
Se convierten en mi adicción…
Mi dulce adicción que nunca quiero dejar…
Tal vez no sea el más ardiente…
Tal vez nos sea el más cariñoso…
Tal vez nunca he amado en verdad…
Pero me volvería ciego, entregaría mi voz..
Por ver una vez más en tu rostro…
Esa sonrisa que me hace seguir aquí…
Esa sonrisa que me alimenta, que me da fuerzas…
Tal vez yo no sea nadie…
Tal vez ni siquiera esto sea real…
Pero créeme lo entregaría todo…
Porque tu aunque sea en un susurro…
Me dijeras…
Que me amas.

El vampiro se encontraba con lágrimas en sus rojos ojos, entonces desde afuera Fionna giro el picaporte  para correr  a abrazarlo y decirle:

—Yo también te amo.